Y, ¿No es más triste no jugar? Tomemos té de tazas vacías, acostémonos en el suelo y toquémonos el estómago como si lo tuviéramos herido, volvámonos a ser recolectores de basura, cocineros, científicos, veterinarios, astronautas, médicos, vagabundos, perros, ancianos, estrellas de rock, pájaros, superhéroes. Toquemos timbres y salgamos corriendo, sorprendámonos de que exista algo tan hermoso como la luna, preguntemosle a alguien: "¿pero como puede ser que la veamos en todos lados?", hablemos en un italiano inventado, y un español torpe. Vayamos a la heladería y pidamos "por favor, heladero... un cucurucho de dulce de leche barnizado", caminemos por Plaza de Mayo y gritemos locos de alegría "¡Pero que lindas estatuas tiene mi país!". Escribamos una carta que tenga mas dibujos que palabras, y muchos colores. Hagamos un hombrecito de palitos y chizitos, tomemos chocolatada y no nos limpiemos los bigotes que nos deje. Corramos. No por ejercicio, no por ll...