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Mostrando las entradas de mayo, 2018

CERRAR LOS OJOS.

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Cerrar los ojos no va a cambiar nada. Nada desaparece simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos... No va a hacer que el tiempo se detenga. Autor: Haruki Murakami.

DE CUENTOS Y LOBOS.

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Si la vida suelta sus lobos tras de ti, no te acobardes: dale caperucitas, líala con cuentos y que aprenda a comer de tu mano toda la manada. Autor: Pedro Andreu.

HEMOS TENIDO MIEDO.

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—¿Por qué no puedo ser feliz?—preguntó, como dándole forma a un pensamiento que había expresado en voz alta. Eduardo esbozó una media sonrisa y se detuvo unos segundos a contemplar el atardecer por la ventana. Mantenía un aire despreocupado, casi surrealista. Has tenido miedo toda tu vida —respondió.—Miedo de decir o hacer esto o aquello. Miedo de no ser lo que espera la gente que seas. Y de nada sirve que te des cuenta del miedo que tienes si no eres capaz de mirar por debajo de la cama para comprobar que no hay monstruos allí. Así que haz eso: Atrévete. Despierta mañana y sé quien has sido todo este tiempo,pero no le temas a lo que sucederá por ser quien eres, pues nada puede ocurrir cuando estamos disfrutando de la libertad que merecemos. Autor: Sergio Carrión.

ARDE.

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No, calladita no estás más guapa. Tú eres preciosa cuando luchas, cuando peleas por lo tuyo, cuando no te callas y tus palabras muerden, cuando abres la boca y todo arde a tu alrededor. No, calladita no estás más guapa, sino que un poco más muerta, y si algo sé sobre ti es que no he visto a nadie, jamas, con tantas ganas de vivir. Gritando. Autor: Miguel Gane.

¿NO ES MÁS TRISTE NO JUGAR?

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Y, ¿No es más triste no jugar? Tomemos té de tazas vacías, acostémonos en el suelo y toquémonos el estómago como si lo tuviéramos herido, volvámonos a ser recolectores de basura, cocineros, científicos, veterinarios, astronautas, médicos, vagabundos, perros, ancianos, estrellas de rock, pájaros, superhéroes. Toquemos timbres y salgamos corriendo, sorprendámonos de que exista algo tan hermoso como la luna, preguntemosle a alguien: "¿pero como puede ser que la veamos en todos lados?", hablemos en un italiano inventado, y un español torpe. Vayamos a la heladería y pidamos "por favor, heladero... un cucurucho de dulce de leche barnizado", caminemos por Plaza de Mayo y gritemos locos de alegría "¡Pero que lindas estatuas tiene mi país!". Escribamos una carta que tenga mas dibujos que palabras, y muchos colores. Hagamos un hombrecito de palitos y chizitos, tomemos chocolatada y no nos limpiemos los bigotes que nos deje. Corramos. No por ejercicio, no por ll...

AL REVÉS DE MÍ.

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Si te das cuenta que no hay un solo camino, puedes descarrilar, Y en ese descarrilamiento llegas a otros caminos. Y te pierdes. Y conoces. Y te dan ganas de volver. Y volver no siempre se puede. Y entonces descarrilas de nuevo. O paras un rato, antes de volver a elegir un camino. Lo que tienen los caminos es que son impredecibles. Y entonces sólo puedes elegir el inicio de un camino, pero no con qué te vas a encontrar después. ¿Quieres saber que hay después? Mas camino, eso hay después. Hamacarse en lo desconocido, en lo que se entiende, en lo que no se sabe, en lo que no se dice, en lo que no se hace, en lo que no se debe, en lo que no se escucha, en lo que no se puede, en lo que no se piensa, en lo que no se siente, en lo que no se sueña. Autor: Magali Tajes.

LAS PERSONAS QUEREMOS HABLAR.

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Las personas queremos hablar. Siempre hay algo adentro que nos perturba. Un secreto, una culpa, una responsabilidad, un miedo, un amor imposible. Queremos decirlo, pero no nos animamos. Hacemos cosas estúpidas por no animarnos. Ponemos indirectas en alguna red social. Nos emborrachamos. Nos drogamos. Caminamos distraídos por una avenida, con el semáforo en verde, pensando como tomar valor. Las personas queremos hablar. Queremos, pero nos da terror. Que por lo dicho nos marginen. Nos abandonen. Nos insulten. Empiecen a hablar con otros mal de nosotros. Y esos otros también nos marginen, nos abandonen, nos insulten. Las personas queremos hablar. Y entonces cuando ya es impostergable el deseo de poner en palabras el dolor, la locura, la trampa, la angustia, lo erróneo, el silencio... Abrimos la boca y se lo contamos a un extraño. Autor: Magali Tajes.