TELECEGUERA.

En la televisión están arruinando
al hombre, feriando su alma en los
mercados negros y persas del idiotismo
masivo de la civilización de consumo:
el cosmético, el lujo, el vicio, lo
superfluo, la prostitución cancerosa
del paganismo civilizado.
Medios inconscientes de incomunicación
masiva. Burdeles sucursales de la
gran ramera de la corporación
financiera, gerenciados por banqueros
de almas, traficantes de valores,
publicistas emisarios de opio espiritual,
asaltantes técnicos en saqueo
de los tesoros de la vida, para
fortalecer el poder del becerro de oro,
materializado en la gran bestia
bifronte apocalíptica de los
imperialismos infernales.
Ficciones carnavalescas y suspensos
policiales para la degradación
y dependencia en la evasión y el
pasatiempo, con un embotamiento bobo
de la mente hechizada por el embrujo
tecnológico al servicio servil del
utilitarismo y la tecnocracia
materialista que incomunica a los
hombres y a los pueblos en razón
de un violento desarraigo en la
relación viva de sus tradiciones
y creencias, privados de su natural
alimento divino que es el amor, la
comunicación, pan y vino de la vida
espiritual.
Y sin eso: sumisos, confusos,
frustrados, los debilitados ciudadanos
del rebaño son arrojados como carne
de consumo de los hornos crematorios
de la muerte lenta, la agonía
interminable de la rutina fantasiosa,
al abismo vidrioso erizado de mentiras
y tentaciones azarosas de la pantalla
cegadora...
Autor: Gonzalo Arango.
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